El moro amigo de Mazarrón

Cuentan que después de la victoria sobre los piratas berberiscos en su ataque a Cartagena, hacia 1561, un pirata berberisco, prisionero de la Armada Real, había logrado escapar de Cartagena y llegado hasta las playas de Mazarrón, donde fue nuevamente apresado en la playa de Piedra Mala por dos personas que se lo quedaron para sus servicios. Como uno de ellos tenía a un hermano preso en Argel, propuso cambiar al preso moro por su cautivo hermano, operación que se desarrolló con buen final.

“Piratas Berberiscos”. Niels Simonsen


Algún tiempo después, los piratas berberiscos habían decidido nuevamente invadir las costas de Mazarrón y Cartagena para saquearlas y lograr algunos prisioneros de paso. La madrugada del 17 de noviembre de 1585 siete galeones con más de 500 berberiscos atracaron sus naves en Piedra Mala, pasada Cueva de Lobos en Bolnuevo. Desde allí atravesaron la Sierra de las Moreras hasta llegar a las puertas del pueblo de Mazarrón. En uno de los galeones se encontraba enrolado el moro liberado años atrás, que  se llamaba Mamí.

Conocedor Mamí de la precaria defensa con que contaba Mazarrón y recordando el buen trato recibido años atrás, decidió evitar lo que sin duda habría sido un desastre para la población mazarronera. Así, engañó al capitán de la expedición haciéndole creer que la operación era imposible por la buena defensa que tenía Mazarrón. Desconfiado, el capitán berberisco decidió asegurarse antes de tomar una decisión y envió a algunos de sus hombres para tantear el terreno. Cuando se encontraban éstos inspeccionando la costa, quiso el destino que la campana de la Iglesia comenzara a tocar a rebato debido al error del campanero, que era nuevo. Con el repique de campanas, se espantaron varias mulas y algunos otros animales.

Convencido el jefe moro de que Mazarrón estaba alerta, decidió retirarse con sus hombres. Los piratas abandonaron sus intenciones de saquear la villa y huyeron despavoridos hacia Bolnuevo, dejando por el camino material bélico así como la enseña que portaban.

Pero no acabó aquí la historia pues, mientras huían por la sierra de Piedra Mala, embarcando en la Cueva de los Lobos de Bolnuevo, una hermosa amazona comenzó a aparecérseles en cada peñasco con diferentes formas, asustando aún más a los moros.

Los cristianos vieron en este hecho una intervención de la Virgen de la Inmaculada Concepción. 

A partir de este acontecimiento, la Virgen de la Inmaculada pasaría a ser la patrona de la localidad, iniciándose una enorme devoción por ella y conmemorando el episodio milagroso con la tradicional Romería de Bolnuevo.

Lo cierto es que, con ayuda de la virgen o sin ella, el moro amigo salvó a Mazarrón de un desastre.